martes, 26 de abril de 2011

Sin voz ni voto

Hacia dos minutos que había deja de escuchar ya, y solo se limitaba a asentir.
- Pero vos entendés lo que hace no? – No da tiempo ni a un murmullo de asentimiento, nada – el muy caradura me vine a decir a mi, a MI. ¿Sabes cuantas pasé yo? ¿A mi me lo viene a decir? Yo soy la jefa – otra vez con eso – ¡pero por favor! Cuanto te falta chiquito. A cuantos como vos pase por arriba. No, no, no en mi época esto si que no pasaba ehh. No pablito cuando yo era joven las cosas eran distintas  – Pablo sentía que esto ya lo había escuchado varias veces
- Bueno, sisi tenes razón tía, el mundo esta lleno de gente así – ya estaba cansado y mas que aburrido, cuando estaba por terminar la conversación otra vez empezó con su serie de “yo esto ya lo viví, a mi no me vienen con boludeces, cuando el fue, yo ya fui y volví 3 veces” y expresiones por el estilo. Logro interrumpirla por fin y con un poco mas de ímpetu le dijo – te tengo que dejar tía, uno de estos días te llamo y me contas como siguen las cosas.
Siempre que llamaba a su tía Lydia tenia que quedarse por lo menos media hora escuchando como ella se peleaba con cualquiera de sus empleados alegando su experiencia y su sabiduría sobre todas las cosas.
Lo que usualmente ocurría era que el pobre hombre que estaba trabajando tenía que bancarse los retos y el discurso de la vieja solo por haber puesto algo en un estante donde no correspondía, o alguna boludes así. Ahh y también porque era la dueña, pequeño detalle. Por supuesto ella magnificaba el hecho hasta las infinidades dando a entender que el empleado era un irrespetuoso, que ¿Cómo se iba a equivocar en semejante tarea? Y que en su época esas cosas no pasaban. No falto la situación donde un empleado se enojo y mando a la anciana a la re calcada de su madre, tía y abuela, pero eso pasaba de vez en cuando, todos la dejaban hablar total…casi hablaba sola.
Más de una vez a Pablo se le cruzo por la cabeza dejar el tubo del teléfono apoyado sobre la mesa, ir a hacerse un sándwich de J y Q y volver al rato. Tal era el monologo de su tía que seguro ni se enteraba que estaba hablando sola. Es mas llego a la conclusión que el podía ser reemplazado por cualquiera que se limitara a asentir a todo lo que dijera Lydia.
Por eso últimamente no la llamaba, de hecho se percato que últimamente no llamaba a nadie. La cuenta del último mes del teléfono lo demostraba no llegando a las dos cifras.
Y en la vorágine de pensamientos que había suscitado la “conversación” con su tía se dio cuenta que su vida entera había sido asentir. Casi sin voz ni voto, Pablo fue callado o ignorado cada vez que emitía un juicio propio. En afirmar todo lo que los demás decían, desde la escuela pasando por su familia y ahora en su trabajo había consistido su vida. El descubrimiento no lo impacto, fue como si letargo de su silencio eterno lo mantuviera en calma hasta en los momentos mas escalofriantes. En el fondo siempre lo había sabido nada mas lo había asumido ese día, un día como cualquiera. Tal vez era hora de hacer algo…o simplemente no.
Se quedó mirando por la ventana como el otoño había arrasado con todo. La mirada perdida en las hojas. Tal vez  escuchar a la vieja durante media hora no había sido al pedo…
            
Nico

2 comentarios:

  1. y luego de eso, pablo finalmente decidió asociarse al partido radicalista...

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