martes, 2 de septiembre de 2014

Fin.



Hay un lugar en especial en el cual el paso del tiempo se me antoja particularmente absurdo y fugaz; este blog. Nunca me imaginé que este espacio pudiese ser desencadenante de pensamientos nostálgicos; siempre fue conceptualmente una vela arrastrando un barco, un vehículo de apertura creativa, “¿épocas doradas?” si tan solo pasaron tres años… tres años y medio…

Pasaron cosas. Pasó todo; terminé el colegio, empecé a estudiar diseño gráfico, me fui a Alemania, se enfermó mi papá, conocí al amor de mi vida, empecé a trabajar,
dejé la carrera, empecé a estudiar música y estoy acá. Solo tres años, y pasó todo, y este lugar está acá, como esas catedrales que sobreviven a las bombas, esos lugares sagrados a los que uno regresa y entre polvo y escombros relucen las joyas del pasado. Esos lugares a los que uno siempre vuelve, pero no de la misma manera; sino desde afuera; una vez fui esto, hoy ya no lo soy mas, hoy lo observo como un espectador, hoy escribir acá desentona. El tiempo, el abandono fueron sellando su capacidad adquisitiva, y el blog se transformó en una obra en si misma (ojo, no crean que estoy calificando con esto su calidad; su contenido puede ser muy bueno o muy malo, pero conceptualmente y mas allá de eso, yo lo veo en su conjunto como una obra). Hoy en día seguir escribiendo acá es comparable con pintarle bigotes a la Gioconda o meterle batería, bajo y guitarra eléctrica con distorsión a una sinfonía de Beethoven.

Una vez que no puedo mantener el ritmo necesario para sostener a este ser con vida, para darle un sentido mas allá que simple espacio para publicar alguna cosa muy esporádica que se me ocurren. Una vez que publicar me parece casi como darle electrochoques a un ser moribundo, decido firmar la obra y avanzar.

En caso de comenzar un nuevo proyecto, estaré publicando el enlace aquí debajo

*_________________

Y siempre tendré cualquier proyecto que haga relacionado a este, como esa anciana y eterna abuela a la que siempre se la visita y se la mira con cariño .

Como sabiamente dijo mi amigo Nicolás hacemas de tres años, “Como la noche, mañana vuelvo”

Nos estamos leyendo!


Juan Sabena

domingo, 2 de febrero de 2014

Ángel



A veces me pregunto si los ángeles se saben ángeles. Quizá son ciertos mortales los que llevan intrínseca en su ser la definición de “ángel”. Mi novia es un ángel (aunque no lo sabe) yo juro que se lo digo y se lo repito pero parece no verlo. Una vez conocí a un Argentino nacido en España; el no se sabía Argentino, se sentía europeo hecho y derecho y hasta aborrecía a la gente como yo, los de América del sur, que vendríamos a ser una versión económica de la verdadera América que es Estados Unidos, como sea, eso siempre me mareó un poco. Es claro que un ángel (tanto como un Argentino nacido en España) puede fallar en apreciar su ser.



Hay gente que sabe lo que hace y gente que hace lo que sabe; hay gente que no sabe que hacer y gente que directamente no sabe nada; y por encima de todo eso, están los que hacen lo que quieren. Me gusta pensar que soy alguien que hago lo que se; no me gusta pensar (pero igual lo hago), que no se demasiado. Se algunas cosas, como que Satie y la lluvia me hacen bien, se que la vida sin amor no es vida, y se que mi novia es un ángel.



Pero sobre todo, están las personas que hacen lo que quieren, las personas con brillo propio; las personas que hacen brillar a otras, que por proximidad (como el sol con la luna) prestan un poco de su luz; ¿¡que digo prestan!?, gente con luz de sobra, gente que todo lo que tocan lo convierten en luz, gente que estando con ellas, te hacen parecer luminoso. Estas personas son los ángeles sobre la tierra.



Mi novia no lo sabe, pero es un ángel.

lunes, 17 de diciembre de 2012

El texto perfecto.

Debe haber miles de textos alrededor del mundo. ¿¡Que digo miles!?, ¡millones de textos alrededor del mundo, cientos de miles de millones!, y si no solo contamos los pasajes con valor literario y dejamos ingresar también a los aburridos catálogos, textos académicos, volantes, jingles, slogans y cualquier otra expresión literaria, en cualquiera de los idiomas vivos y, por que no también, extintos de la humanidad; la cifra ascendería a casi infinitos escritos. Y no digo esto como una mera banalidad, realmente creo que la elaboración universal de textos puede llegar a vencer la rapidez del tiempo, creando así un atroz bucle de infinidad. Pero no pensemos en eso, porque ese rizo en el tiempo-espacio, representaría una inquietante paradoja, y como todos sabemos, las paradojas destruyen universos.
A lo que realmente quiero referir con todo esto es que, dentro de la infinidad de cuentos, relatos, narraciones y reflexiones que rondan la esfera, no hay ni un solo texto que se acerque a la perfección, ni mucho menos. Me arriesgo a decir que ni siquiera incluso nuestros mas grandes literatos se han acercado a ella, alcanzando con las mas grandes obras de la literatura universal, un quizás.. treinta o cuarenta por ciento de perfección como mucho. Los monjes tibetanos, que estudian milenariamente la filosofía búdica y aspiran llegar al nirvana, aseguran que ni el Sutra del loto, ni el del diamante, cometen errores. Yo, con cautela, me atrevo a retrucarles que sus grandiosos textos, pueden jactarse orgullosos de poseer un, tal vez, ochenta y cinco o noventa por ciento de perfección, lo cual no es poca cosa ni mucho menos, pero todavía guarda una gran distancia con la auténtica perfección literaria propiamente dicha.
Existe un grupo de hombres (con cierto secretismo similar al de los illuminati o los masones), que generación tras generación, se han dedicado a la búsqueda intensiva de ese texto, y que han hecho de ello, una religión.
Esta secta no posee nombre porque los hombres que la conforman, lo consideran banal para el objetivo que están buscando, pero el nombre mas antiguo con el que se los ha denominado por personas externas a ella es “Per facttum quaesitor”, que en latín significa algo así como “el que busca la perfección”.
Poseen entre sus cánones, ciertas normas o creencias que guían su búsqueda: 1. el texto debe ser único y perfecto. 2. Puesto que Dios es lo único perfecto en el universo, el texto debe ser una viva representación suya. 3. El texto debe estar redactado en sánscrito, puesto que ese es el idioma de los Dioses. 4. El texto debe poseer todas las verdades, y ninguna de las verdades al mismo tiempo, ya que el texto es Dios, y Dios lo es todo.
Se cuenta que la secta alaba y sigue esas normas febrilmente como guía para su búsqueda, pero al mismo tiempo las aborrece por no ser ellas el texto y querer imponerse a sus irrefutables y eternas verdades.
Un amigo de mi infancia con el que recientemente me encontré, me confesó (tras unas copas) que la secta sigue en actividad y que el forma parte. Puesto a que ninguna regla censura la distribución de sus secretos, (salvo su propio juicio), me contó que había en la historia del mundo, dos privilegiados (su palabra exacta fue “iluminados”) que habían tenido acceso a las verdades del texto, y con los que lamentablemente no se habían puesto en contacto a tiempo.

La primera persona que llegó a conocer el texto, fue un poeta chino del siglo IX, llamado Zhao Qiang. Llegó a el a través de profunda reflexión, y dicen que sus verdades lo cambiaron. Hasta el día en que el texto le fue revelado, Qiang había tenido una naturaleza amable y sociable. El texto lo corrompió. Dicen que nunca lo transcribió ni editó por miedo a que su idea fuera robada. Lo mantuvo el resto de sus días en su cabeza. Zhao pasaba la mayor parte de las horas tratando de recordar la localización exacta de cada carácter. Muchas veces temió confundirse o cambiar términos, y estar en posesión de un texto casi perfecto, pero no como el que se le había revelado años atrás. Zhao Qiang dejó de comer, dejó de salir y de dormir, para que ninguna distracción borre de su mente el texto supremo que algunos años mas tarde, se llevaría a la tumba; luego de una vida de encierro. Qiang solo había reflexionado en las verdades del texto por espacio de cinco minutos, todo después de eso, fue un recuerdo plagado de miedos, paranoia y tristeza.

La segunda aparición del texto entre los humanos es contemporánea, ocurrió quizás hace unos cinco años. Un joven estudiante inglés de filosofía y letras, se supo pensando en el texto por un caprichoso arbitrio del destino. Su nombre era Henry Miller. Henry transcribió el texto basándose en sus precarios conocimientos del sánscrito y varios libros que sacó de la biblioteca. La perfecta imagen que tenía grabada en su cabeza, se desvaneció apenas Miller puso el punto final en la transcripción. Era perfecta.
Henry presentó el texto a sus profesores, y estos con fingida humildad aparentaron leerlo, y lo recomendaron para el boletín universitario. Se imprimieron doscientas copias de este; el texto ocupaba dos carillas, la trece y la catorce. Ni uno de esos boletines se conserva hoy en día. El texto perfecto, fue leído por aproximadamente veintidós personas, de las cuales diez no lo entendieron, siete lo dejaron por la mitad y cinco lo leyeron completo y estuvieron completamente en desacuerdo con sus postulados. Henry Miller jamás volvió a pensar en ese texto.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Naipe.

“Si todos somos diferentes, somos todos iguales.”

***

Cuando saqué el mazo de naipes de la caja, me decepcionó ver la delatora punta doblada que traía el as de espadas.

La observé unos segundos y luego, con tristeza, procedí a torcerle la punta a las treinta y nueve cartas restantes.


 

domingo, 25 de noviembre de 2012

La eternidad y el texto



En la historia universal de la humanidad, no sucedió una sola vez (por lo menos hasta el momento que voy a relatar), algo tan increíble y arbitrario como lo que procederé a contar ahora. Sucedió en una residencia común; padre, madre y dos hijos; quizá alguna mascota doméstica. Mas específicamente, sucedió en la biblioteca de esa casa. Una de esas bibliotecas que comprenden algunos tomos fundamentales para cualquier biblioteca y algunos de menor importancia, fruto de regalos o recomendaciones. En resumen, la biblioteca de una familia no muy dedicada al placer literario. Lo sorprendente del acontecimiento no niega su banalidad, y es tan sutil la marca que el hecho deja en el mundo, (solo en niveles metafísicos) que casi escapa a mi omnisciencia.
   En uno de los tomos (quizá La odisea de Homero, quizá Orgullo y prejuicio de Austen, o Retrato en sepia de Isabel Allende, o algún otro) algo cambió. Una página, o quizá un simple párrafo.
   Aparentemente el contenido real de la obra se desvaneció dando paso a otro; tal vez metamorfoseó en el otro texto, y se mantuvo así por breves instantes hasta que volvió a la normalidad. Nadie supo nunca sobre esto; ningún miembro de la familia estaba leyendo el libro cuando pasó, y aunque así fuera, difícilmente se habría encontrado justo en la página que cambió por escaso minuto, quizá menos.
   Cual fue el contenido del texto, escapa a mi conocimiento. Sospecho que era un pasaje mágico (mas allá de la magia absurda que lo había hecho aparecer y, mas tarde, desvanecerse). Por ahí eran instrucciones hacia la felicidad y armonía de la raza humana. Tal vez, una fracción del diario de un viajero de la eternidad, o quizá, (y esto es lo que mas temo imaginar) no era nada. Tal vez eran erráticas palabras sin significado alguno, o de algún antiguo y anacrónico abecedario extinto. Esa idea que fácilmente rechazamos por pensar ¿Quién se puede tomar el trabajo de ponerla ahí para que no sea comprendida? O mas inquietante aún, leída.
   De todos modos, el acontecimiento pasó silencioso, sin dejar mas rastro que alguna casi imperceptible coma corrida, como único testamento de su existencia, que tal vez habría sido un error de impresión. Luego de eso, el libro, con su texto original, fue pasando por generaciones, y fue leído exactamente tres veces más, hasta que finalmente fue destruido, en gran parte por el tiempo, pero en definitiva por el hombre, en circunstancias que no vale la pena aclarar y no son de relevancia para la comprensión del relato.

La realidad de ese acontecimiento había sido nula para la raza humana, y su existencia había quedado pendiendo, de un fino hilo invisible, a mi conciencia y juicio. Al leer ustedes este texto, su existencia se hará fuerte, y “será” por siempre; siempre y cuando perdure el relato. ¡Alégrense!, acaban de salvar quizás, la pieza mas importante de la auténtica magia universal.

Juan Sabena.


lunes, 19 de noviembre de 2012

Mi vida sería mas genial si mis sueños fuesen así (I).



Yendo en batimovil por el bajo, me doy cuenta que no tengo un batimovil y me quedo a pie. Camino varios metros y empiezo a cortar matorrales con un machete para terminar desembocando en un canal con pinta veneciana. del lado de enfrente de la calle (o del canal), veo una fábrica con varias chimeneas largando humo violeta, y un cartel en el frente que reza: “SAVENA & CO.”. A los costados, en tarimas de madera, bailan elefantes vestidos de marcha junto a prominentes modelos indias. Entorno los ojos y murmuro para mis adentros mm, sospechosamente extraño… mi apellido se escribe con b larga.”— Decido que seguramente será un error de los que hicieron el cartel y me subo a mi góndola para cruzar el canal, con tanta mala suerte que me detiene un policía —tiene una luz rota amigo— dice el Cobani veneciano. Efectivamente compruebo que tengo una luz rota, y con mas terror todavía, compruebo que me olvidé los documentos de la góndola en casa. Trato de sobornar al policía con billetes del monópoly que llevo en mi billetera y el hombre se enoja y me dice que podría ir preso por hacer eso. Finalmente me confisca mi bote y voy nadando hacia la orilla, ya buscaré mi vehículo por paseo Tablado mas tarde. 



   Entro a la fábrica y veo horrorizado un cuadro de lo mas espantoso; por bandas transportadoras, se van moviendo morcillas mientras máquinas de alta tecnología las comprueban con perfección milimétrica. Las que no pasan el test son eliminadas, mientras que las que son aprobadas, son enviadas a una cinta en donde una última máquina les escribe “Picasso” y luego, con un gesto cliché extremadamente italiano, junta sus robóticos “pulgar, índice y dedo corazón” para besarlos efusivamente al mismo tiempo que con un tirón los aleja de su boca de máquina que fue construida especialmente para eso. Yo me cuestiono si debería unirme al “activismo en defensa de los encurtidos” (ADE), pero luego recuerdo que soy el dueño de la fábrica y que no será conveniente para las ventas. Sigo mi recorrido y entro en un cuarto donde unos oompa loompa parecen estar practicando satanismo, pero después me doy cuenta que en realidad es el proceso de ensamblado morcillístico. Decido que no hay nada en el mundo con apariencia mas diabólica que el proceso de fabricación de las morcillas (si todavía no me creen, les dejo un lindo video que ilustra a la perfección el nacimiento de una morcilla).



   Les aconsejo que lo vean nuevamente porque es increíble; si llegasen a entrar los de CSI justo en ese momento, esa señora tendría muchos problemas para explicar por que está rellenando lo que parece ser un preservativo con tripas y sangre mientras escucha a Cristian Castro en guaraní.

   Como les decía; estos pseudo oompa loompas se me quedan mirando y uno amaga a decir “nos ha salvado estamos agradecidos” pero antes de que lo haga le pateo la cara y le tapo la boca con cinta de embalar. Mientras lo pongo boca abajo, junto todas sus manos y piernas en un manojo y las ato con una soga, los demás hacen una ronda alrededor nuestro y sacuden billetes y gritan entusiasmados. De repente, veo que de debajo de una mesa sobresale la punta de un papel. Me acerco, lo agarro y puedo ver que tengo en mis manos una tarjeta que dice “Avance hasta la salida”. No había terminado mis asuntos en la fábrica, pero ¿Quién soy yo para contradecir a una tarjeta extraña?, salgo al trote tropezándome con salchichas y chorizos desparramados por el suelo. Luego de veinte minutos llego a la salida de la ciudad, en donde mágicamente aparecen 200 monópolys en mi bolsillo, me quejo pero una voz en el aire me dice “el que depositó dólares recibirá monópolys”, así que me resigno y planeo comprar algún hotel. Me dirijo hacia paseo Tablado, pero antes de llegar, ya gasté la mayoría del dinero comprando barrios que me cruzo por ahí. Compro Paternal, Quilmes y Berazategui, y me sorprendo por la pujanza del país en donde cualquier ciudadano puede ser dueño de un barrio por $100. Camino un poco mas y veo pasar un sombrero que se arrastra penosamente y lo sigue un dedal que le pisa las solapas. Con gran empeño llego hasta “Avenida Pacífico” en donde decido quedarme en un hotel de lujo aunque en realidad no quería y tenga que hipotecar tres propiedades para costear mi estadía. Entro a mi habitación y sorprendentemente me recibe Scarlett Johansson que provocativa me llama a la cama. Me acerco rápidamente, pero antes de llegar, ella empieza a tener pequeñas arcadas y de su cuerpo empiezan a salir plumas; esto es suficiente para que yo me detenga. Ahí mismo donde me encuentro parado, saco un crucifijo y se lo muestro tras el grito “SAL DEMONIO”. Scarlett Johansson sigue teniendo arcadas que se convierten en cacareos cada vez mas fuertes. Todo se empieza a desvanecer. Ya borrosamente puedo ver como le sale un pico y aletea torpe y tristemente mientras plumas amarillas vuelan por todos lados.

***


   Me arrastro hacia el borde de la cama, agarro el celular con su horrible despertador de gallo y amago a tirarlo por la ventana, pero lo pienso mejor y decido simplemente apagar la alarma. Siento un dolor punzante en el muslo y de entre las sábanas agarro una pequeña carretilla de metal que anteriormente se encontraba clavada en mi cuádriceps.

   Me quedo meditando un rato y llego a la conclusión de que no soñé nada esa noche, ¿que se le va a hacer?. Si después de todo, yo nunca sueño.

Juan Sabena.
 




domingo, 4 de noviembre de 2012

Almohadón de azúcar (II).


 Para los que estuvieron ausentes, en capítulos anteriores de "Almohadón de azucar" Almohadón de azucar (I)


***
En la entrega de hoy, van a apreciar uno de mis primeros pensamientos filosóficos, que como es de esperar de un púber, hace agua por todos lados.


El por que una naranja es igual a un elefante.

¿Quién pone límites?, ¿quién dice que una naranja va a crecer hasta ser un objeto redondo de aproximadamente 7 cm de diámetro, y no va a seguir creciendo o desformándose y ser, por ejemplo un elefante?, entonces ¿que diferencia a una naranja de un elefante?... el sabor, probablemente, siendo el cítrico ácido y el elefántido amargo y seguramente peludo. Pero supongamos por un momento que somos una persona carente de lengua, no podríamos diferenciar a la fruta del animal a menos que la veamos o tengamos contacto con ella. Entonces vamos a suponer también que somos ciegos y que no tenemos tacto; en este punto, señores, en este punto es en el que puedo demostrar que una naranja es igual a un elefante. Cuando seguimos existiendo en un mundo donde lo material pierde forma para la propia percepción, es en donde nadie puede asegurarnos que una naranja es diferente a un elefante, un elefante es diferente a un kiwi, o un kiwi es diferente a una plancha. ¿quién dice que lo que vemos no es solo una ilusión, y es en este estado [sin gusto, ni vista ni tacto] en el que realmente estamos en presencia de la verdad?.

Juan Sabena.